Planifica para lo mejor, planifica para lo peor

¿Qué hay que saber?

Gran parte de nuestro trabajo se centra en ayudar a nuestros clientes a vivir su mejor vida, a su manera. Sin embargo, también debemos reconocer y prepararnos para lo inesperado.

Una de las preguntas clave para la que debemos prepararnos es «¿Qué pasará con mis activos cuando fallezca?».

Con planificación y previsión esto puede ser un asunto sencillo y directo. Por desgracia, muchas personas optan por ignorar el tema hasta que es demasiado tarde, creando así lo que puede ser una situación increíblemente compleja y costosa para los seres queridos que dejan atrás.

Pensar en tu propia muerte es desagradable y puede parecer irrelevante si eres bastante joven y gozas de buena salud. Al fin y al cabo, ¡ninguno de nosotros piensa morirse pronto!

Sin embargo, es una parte esencial de cualquier plan financiero sensato. Tomar algunas medidas sencillas puede ahorrar muchos dolores de cabeza y grandes gastos innecesarios en el futuro.

Estas son algunas de las consideraciones importantes:

• • • Impuestos: El lugar que elijas para guardar tu dinero y el tipo de cuentas que utilices pueden afectar en gran medida la tributación en caso de fallecimiento. Si lo haces bien, les ahorrarás una fortuna a tus beneficiarios.
    • Tus deseos: Asegúrate de tener control sobre el destino de tus activos en caso de fallecimiento. Sin una planificación previa, el destino de tu patrimonio y, en última instancia el de tus seres queridos, puede ser decidido por abogados y tribunales.
    • Reivindicación de activos: ¿Alguna vez has pensado cómo harán tus beneficiarios para reivindicar el acceso a tus activos tras tu fallecimiento? Es mucho más difícil de lo que crees, sobre todo si tienes activos en numerosos países. Con una planificación bien meditada, esto puede ser rápido y sencillo. Si lo dejas al azar, el proceso puede ser largo, doloroso y caro.

Pensar intencionadamente en la protección de tu patrimonio puede reportarte enormes beneficios. Te dará la tranquilidad de saber que todo está arreglado para que puedas concentrarte en disfrutar de la vida.